Alegría, soledad, comunidad, esperanza, encerramiento, llegada, y alma, son algunas de las palabras que el grupo de Our Lady of Guadalupe Center, o centro Guadalupe, usa para describir sus experiencias en Columbus en general, pero también dentro del centro. Las mujeres y Jesús—el único participante hombre que ha estado con nosotras desde el comienzo—nos han permitido, con brazos abiertos, experimentar la bienvenida que ellas y él han recibido desde el primer día que llegaron al centro y desde el primer día en que nosotras llegamos a aprender, experimentar, y escuchar sus historias de fortaleza, perseverancia y esperanza.
En cada sesión hemos sido testigas de la capacidad de aceptación y amor que el grupo nos brinda a través de su atención a nuestras instrucciones y la disposición de dejar las inhibiciones a un lado para poder crear juntas y en convivencia. Como parte de la preparación de los talleres y ensayos, usamos las historias orales de dos miembros importantes de esta organización, Alma Santos y Ramona Reyes. Alma y su madre fueron las fundadoras del centro ya que, por sus propias experiencias de visitar y recibir ayuda de despensas de comida como esta, sabían que era importante reciprocar lo que tan generosamente habían recibido. Su misión fue y es proveer ayuda a la comunidad latina de Columbus, pero, ante todo, hacerlo de una manera que mantenga intacta el valor y la dignidad de cada persona que visita el centro. Por otra parte, Reyes, la directora actual, cuenta de su propia conexión con la comida a través de la agricultura. Ramona es hija de padres agricultores y tanto ella como sus hermanos iban a la ‘pisca’ de tomates en los veranos. Unos años más tarde, Ramona recibió la beca de Campbell soup, la cual fue creada para hijos de trabajadores agricultores migrantes. Ambas mujeres tienen una conexión fuerte con la producción, consumo y, en ocasiones, la falta de comida en diferentes etapas de su vida.
Con las historias de Alma y Ramona como punto de partida, el grupo crea cuadros representativos de sus experiencias individuales en conjunto. Las memorias, los sentidos, y las melodías de cada uno de los miembros del grupo es palpable y la armonía que surge al trabajar juntas es muestra de que existe el respeto y reconocimiento del otro/a. En nuestra primera semana en Third Way Café, donde tendremos el performance final, el grupo del Centro Guadalupe nos demostró que la comunidad que han cultivado allí transciende el espacio en el que se reúnen, ya que el compañerismo y la confianza que existe entre ellas y él continuó sin interrupciones en este nuevo espacio.